MONTEMOLIN: El cerro olvidado de los fenicios
El cerro de Monemolín es una metáfora de Marchena. Aparentemente se trata de una pequeña elevación en medio de un llano sin principio ni fin, como cualquiera otra, sin más ni menos. Vico y Montemolín, son apenas dos leves senos de la madre tierra fecunda, acariciados por el río Corbones, y origen de todo cuanto surgió en estas latutudes, diosa madre, trasunto de todas las divinidades femeninas.
Sin embargo, y como ocurre muy frecuentemente con las cosas de esta tierra, cuando se acerca uno al origen de la cuestión, acaba descubriendo una riqueza de matices y de verdades ocultas que acaban transformando la visión que se tenía previamente. De esta forma, nuestra tierra siempre acaba por espolear la curiosidad por saber de una forma objetiva y veraz.
Y así Montemolín y Vico son cualquier cosa menos dos pequeñas elevaciones insignificantes, y gracias a la ciencia arqueológica se convirtieron tras las excavaciones de los años 80 en dos lugares clave para entender la historia de las tierras cercanas a las columnas de Hércules en torno a las guerras púnicas. Y ello a pesar de las trabas de todo tipo que según confiesa el equipo de investigación encontraron. El yacimiento no se ha podido seguir excavando desde el año 92, porque el propietario de los terrenos denegó los preceptivos permisos. No obstante, el quipo de investigadores continúa publicando y difundiendo los resultados en congresos y revistas especializadas nacionales y extranjeros.
Maria Luisa de la Bandera, coordinadora del equipo técnico de la Universidad de Sevilla opina que lo encontrado, con ser importante, es sólo "una mínima parte de lo que hay". El yacimiento contiene restos romanos y un complejo militar y funerario fenicio-cartaginés, y un complejo hidráulico junto al Río Corbones.
El valor de este yacimiento estriba en aportar nuevos datos sobre el mundo fenicio, que no se conocían hasta ahora en nuestra región. Además, confirma la teoría de que Montemolín fue un complejo para sacrificios rituales de índole comarcal, en donde se encontraron más de 60 kilos de huesos, en varias estancias y gran cantidad de cerámica, antes desconocida en la región, muchos de los cuales se muestran en el museo Arqueológico de Sevilla. Uno de los restos más interesantes es el vaso de la palmera, primero en hallarse de sus características, anterior y similar al vaso de los grifos de Carmona. Los restos además confirman las influencias culturales entre fenicios y tartesios. Sin embargo, en el lugar de origen no puede ser visitado el enclave arqueológico, pues lo hallado no está expuesto.
Cuando la ciencia arqueológica se acercó con sincera ansia de saber, el cerro de Montemolín comenzó a hablar sobre nuestro verdadero origen y a revelar sus secretos, durante milenios escondidos bajo una capa de tedio. Aquel anónimo cerro de trigo, pasó a ser el cerro de los fenicios y cartagineses. Y este es solo uno de los 209 enclaves arqueológicos que un equipo de la Universidad de Sevilla ha constatado y que siguen siendo destruidos lenta pero inexorablemente, por la actividad humana, a través de máquinas de explotación agrícola o por la masiva extracción de monedas sin control de ningún tipo, que acaban llenando los catálogos de los mercados numismáticos especializados europeos, hasta bajar su precio.
De entre las brumas del tiempo, -igual que en un gélido e invernal amanecer incierto- surge el primer mito primitivo que nos dejaron los pobladores de Montemolín. La imponente figura del toro negro, que aún se pasea entre las encinas cercanas, difundido por muchos rincones del mare nostrum. En Creta florecía la cultura monica, con su carga de mitos eternos, como el del toro del laberinto del palacio de Cnosos. Un poco más tarde, Mitra -culto indoario- se medía con el toro, sometiendolo al cogerlo por los cuernos y hundiéndole una espada o un cuchillo en el costado. Del cuerpo del toro surgieron el trigo y la vid. De su simiente, todas las especies de animales útiles. Su alma guarda en el cielo los rebaños. Para entonces, ya todo el mundo conocido había oído hablar de los toros de Tartessos. "¡Toros de Atlante fatuos y cerriles!", que menciona el poeta Fernando Villalón, enlazando, con otro de los mitos, el de Atlantis, al que el profesor Schulten dedicó cincuenta años de su vida.
Precisamente, cabezas de toro y caballo, fueron los primeros hallazgos fortuitos en el cerro, cuando se produjo el reencuentro entre el hombre moderno y los dioses antiguos, a través de un golpe de azadón. Sin embargo, la más antigua huella de Tartessos en Montemolin es una estela de piedra, que tiene grabada de forma muy esquemática un guerro, un arco y una flecha, sencillo en su forma, pero certero en su función simbólica.
La presencia humana en Montemolín duró seis siglos, del IX al III a.c y se inicia al final de la era del bronce, es decir en los albores de la civilización mediterránea, cuando la gran herencia griega estaba aún en sus inicios. Los helenos comenzaron a difundir la imagen de una Tartesos rica en oro, plata y recursos naturales, pero fueron sus principales competidores, los fenicios, los que primeron decidieron establecer en nuestra tierra bases para comerciar.
Así Tanit y Baal comenzaron a manifestarse de nuevo cuando la tierra se abrió para la moderna ciencia. Tanit-Astarté, la diosa madre o diosa de la fertilidad. Una diosa de las eras preagrícolas y agrícola,(...) producto de una comunidad sedentaria y matrilineal, (..), fuente de vida y de todo lo que producía fertilidad-1.Tnt, en los alfabetos semíticios, avocales. Tnt p,n B,l Tanit pene baal, o la que llora en el rostro de Baal, cuyo signo protector, hayado en piedras talladas de distintos enclaves es un triángulo como base, en medio una barra horizontal cuyas extremidades se elevan perpendicularmente, rematado con un circulo, un esquema primitivo de dama oferente, que básicamente se corresponde con todas las representaciones de diosas actuales y antiguas. María, Reina de los Mártires, se convirtió en la única heredera de todos los nombres y formas de las antiguas diosas.-2.
Los fenicios gustaban de consagrar islas y promontorios a sus divinidades.-3.Y así, toda el área ibérica de influencia púnica estaba llena de promontorios e islas llenas de templos y santuarios dedicados a Tanit-Astarté.-4. Tales de Mileto, decía que Todas las cosas están llenas de dioses en la antigüedad pagana, cuando el hombre era capaz de descubrir el dios que hay detrás de cada cosa. El antiguo lugar sacro, pasaba primero por la presencia de lo sobrenatural, para a continuación edificar una construcción simbólica que la hiciera palpable. La moderna ciencia ha venido a decirnos que Montemolín es la mayor elevación de nuestro entorno, y además un punto geodésico, marcado por el ejército por su interés estratégico. Desde el cerro se divisan las míticas Carmo y Urso y las rutas hacia el sur y el norte, además está bien abastecido de agua. Los rios, arroyos y manantiales estuvieron siempre asociados a los santuarios. Tanit la que llora en la faz de Baal era también diosa del rocío y la lluvia, del agua.
Agua que bajaría desde las sierras, por el Corbones. Y agua del muy cercano Lago Ligustino, que existió hasta la edad media, desecado en los últimos 2000 años por los sedimentos del gran rio, a razón de 2,5 mm anuales. Lago costero hoy reducido a las marismas del Guadalquivir y el paraíso de Doñana, y que convirtió la zona de Montemolín en pre-costera.
1.-Marija Gimbutas: Diosas y dioses de la vieja Europa.2.- Joseph Campbell. 3.-Tucídides.4.- María Eugenia Aubet.
Sin embargo, y como ocurre muy frecuentemente con las cosas de esta tierra, cuando se acerca uno al origen de la cuestión, acaba descubriendo una riqueza de matices y de verdades ocultas que acaban transformando la visión que se tenía previamente. De esta forma, nuestra tierra siempre acaba por espolear la curiosidad por saber de una forma objetiva y veraz.
Y así Montemolín y Vico son cualquier cosa menos dos pequeñas elevaciones insignificantes, y gracias a la ciencia arqueológica se convirtieron tras las excavaciones de los años 80 en dos lugares clave para entender la historia de las tierras cercanas a las columnas de Hércules en torno a las guerras púnicas. Y ello a pesar de las trabas de todo tipo que según confiesa el equipo de investigación encontraron. El yacimiento no se ha podido seguir excavando desde el año 92, porque el propietario de los terrenos denegó los preceptivos permisos. No obstante, el quipo de investigadores continúa publicando y difundiendo los resultados en congresos y revistas especializadas nacionales y extranjeros.
Maria Luisa de la Bandera, coordinadora del equipo técnico de la Universidad de Sevilla opina que lo encontrado, con ser importante, es sólo "una mínima parte de lo que hay". El yacimiento contiene restos romanos y un complejo militar y funerario fenicio-cartaginés, y un complejo hidráulico junto al Río Corbones.
El valor de este yacimiento estriba en aportar nuevos datos sobre el mundo fenicio, que no se conocían hasta ahora en nuestra región. Además, confirma la teoría de que Montemolín fue un complejo para sacrificios rituales de índole comarcal, en donde se encontraron más de 60 kilos de huesos, en varias estancias y gran cantidad de cerámica, antes desconocida en la región, muchos de los cuales se muestran en el museo Arqueológico de Sevilla. Uno de los restos más interesantes es el vaso de la palmera, primero en hallarse de sus características, anterior y similar al vaso de los grifos de Carmona. Los restos además confirman las influencias culturales entre fenicios y tartesios. Sin embargo, en el lugar de origen no puede ser visitado el enclave arqueológico, pues lo hallado no está expuesto.
Cuando la ciencia arqueológica se acercó con sincera ansia de saber, el cerro de Montemolín comenzó a hablar sobre nuestro verdadero origen y a revelar sus secretos, durante milenios escondidos bajo una capa de tedio. Aquel anónimo cerro de trigo, pasó a ser el cerro de los fenicios y cartagineses. Y este es solo uno de los 209 enclaves arqueológicos que un equipo de la Universidad de Sevilla ha constatado y que siguen siendo destruidos lenta pero inexorablemente, por la actividad humana, a través de máquinas de explotación agrícola o por la masiva extracción de monedas sin control de ningún tipo, que acaban llenando los catálogos de los mercados numismáticos especializados europeos, hasta bajar su precio.
De entre las brumas del tiempo, -igual que en un gélido e invernal amanecer incierto- surge el primer mito primitivo que nos dejaron los pobladores de Montemolín. La imponente figura del toro negro, que aún se pasea entre las encinas cercanas, difundido por muchos rincones del mare nostrum. En Creta florecía la cultura monica, con su carga de mitos eternos, como el del toro del laberinto del palacio de Cnosos. Un poco más tarde, Mitra -culto indoario- se medía con el toro, sometiendolo al cogerlo por los cuernos y hundiéndole una espada o un cuchillo en el costado. Del cuerpo del toro surgieron el trigo y la vid. De su simiente, todas las especies de animales útiles. Su alma guarda en el cielo los rebaños. Para entonces, ya todo el mundo conocido había oído hablar de los toros de Tartessos. "¡Toros de Atlante fatuos y cerriles!", que menciona el poeta Fernando Villalón, enlazando, con otro de los mitos, el de Atlantis, al que el profesor Schulten dedicó cincuenta años de su vida.
Precisamente, cabezas de toro y caballo, fueron los primeros hallazgos fortuitos en el cerro, cuando se produjo el reencuentro entre el hombre moderno y los dioses antiguos, a través de un golpe de azadón. Sin embargo, la más antigua huella de Tartessos en Montemolin es una estela de piedra, que tiene grabada de forma muy esquemática un guerro, un arco y una flecha, sencillo en su forma, pero certero en su función simbólica.
La presencia humana en Montemolín duró seis siglos, del IX al III a.c y se inicia al final de la era del bronce, es decir en los albores de la civilización mediterránea, cuando la gran herencia griega estaba aún en sus inicios. Los helenos comenzaron a difundir la imagen de una Tartesos rica en oro, plata y recursos naturales, pero fueron sus principales competidores, los fenicios, los que primeron decidieron establecer en nuestra tierra bases para comerciar.
Así Tanit y Baal comenzaron a manifestarse de nuevo cuando la tierra se abrió para la moderna ciencia. Tanit-Astarté, la diosa madre o diosa de la fertilidad. Una diosa de las eras preagrícolas y agrícola,(...) producto de una comunidad sedentaria y matrilineal, (..), fuente de vida y de todo lo que producía fertilidad-1.Tnt, en los alfabetos semíticios, avocales. Tnt p,n B,l Tanit pene baal, o la que llora en el rostro de Baal, cuyo signo protector, hayado en piedras talladas de distintos enclaves es un triángulo como base, en medio una barra horizontal cuyas extremidades se elevan perpendicularmente, rematado con un circulo, un esquema primitivo de dama oferente, que básicamente se corresponde con todas las representaciones de diosas actuales y antiguas. María, Reina de los Mártires, se convirtió en la única heredera de todos los nombres y formas de las antiguas diosas.-2.
Los fenicios gustaban de consagrar islas y promontorios a sus divinidades.-3.Y así, toda el área ibérica de influencia púnica estaba llena de promontorios e islas llenas de templos y santuarios dedicados a Tanit-Astarté.-4. Tales de Mileto, decía que Todas las cosas están llenas de dioses en la antigüedad pagana, cuando el hombre era capaz de descubrir el dios que hay detrás de cada cosa. El antiguo lugar sacro, pasaba primero por la presencia de lo sobrenatural, para a continuación edificar una construcción simbólica que la hiciera palpable. La moderna ciencia ha venido a decirnos que Montemolín es la mayor elevación de nuestro entorno, y además un punto geodésico, marcado por el ejército por su interés estratégico. Desde el cerro se divisan las míticas Carmo y Urso y las rutas hacia el sur y el norte, además está bien abastecido de agua. Los rios, arroyos y manantiales estuvieron siempre asociados a los santuarios. Tanit la que llora en la faz de Baal era también diosa del rocío y la lluvia, del agua.
Agua que bajaría desde las sierras, por el Corbones. Y agua del muy cercano Lago Ligustino, que existió hasta la edad media, desecado en los últimos 2000 años por los sedimentos del gran rio, a razón de 2,5 mm anuales. Lago costero hoy reducido a las marismas del Guadalquivir y el paraíso de Doñana, y que convirtió la zona de Montemolín en pre-costera.
1.-Marija Gimbutas: Diosas y dioses de la vieja Europa.2.- Joseph Campbell. 3.-Tucídides.4.- María Eugenia Aubet.
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